ESTRÉS - DEPRESIÓN Y DEMENCIA

Un artículo que condensa muchos estudios que analizan los efectos de un estrés prolongado (crónico) manda señales de alarma a quienes lo puedan estar padeciendo pues todo apunta a que si se perpetúa, aumentarían los riesgos de daños en el cerebro que acaben en depresión y más adelante en demencia.

La revisión de artículos publicados sobre el tema y realizada por investigadores del Rotman Research Institute, se centra en el examen de áreas del cerebro que son el blanco del estrés crónico, de la ansiedad y el miedo en estudios realizados en humanos y animales. Los autores concluyen que existe una grande sobreposición de los circuitos neurocerebrales en esas 3 condiciones, lo que podría explicar la conexión que se da entre la aparición de enfermedades neurosiquiátricas y el estrés crónico.

Padecer ansiedad, sentir miedo y estresarse son situaciones normales de la vida diaria, que se dan de forma esporádica y pasajera cuando se tiene que enfrentar un examen, una visita al x especialista, se esperan los resultados de una biopsia, se acude a una entrevista de trabajo, etc. A medida que el agente que dispara esa respuesta emocional desaparece, con él se van los sustos y se retorna a la serenidad.

Por otro lado se sabe que algunos individuos manejan el estrés como una herramienta que les permite cumplir mejor con sus tareas. En algunos casos incluso, el proceso de aprendizaje se refuerza en condiciones de estrés. Pero cuando las respuestas emocionales tan exacerbadas se mantienen, son muy frecuentes o se vuelven crónicas, pueden ocasionar serias interferencias en la vida cotidiana, en el trabajo, en las relaciones.

El estrés crónico es un estado patológico que es causado por la activación prolongada de la respuesta fisiológica aguda normal al estrés. Esta activación prolongada presenta serios riesgos para los sistemas cardiovasculares, inmunológicos y metabólicos y lo más grave, puede llevar a la atrofia de partes del hipocampo, esa región donde se procesa y almacena la memoria.

“La ansiedad patológica y el estrés crónico están asociados con la degeneración estructural y por ello con el incorrecto funcionamiento del hipocampo y de la corteza prefrontral (CPF), lo que aumenta el riesgo de sufrir enfermedades como depresión y demencia” afirma Linda Mah, neurocientífica clínica y líder de la revisión. Esta revisión examina evidencia reciente venida de estudios de estrés y respuesta al miedo en modelos animales, al igual que estudios de neuroimágenes de estrés y ansiedad realizados en individuos sanos y en personas afectadas. Mah y sus colegas buscaron de forma específica estructuras claves en los circuitos neurológicos del miedo y la ansiedad (la amígdala, la CPF y el hipocampo), que son las zonas impactadas durante la exposición al estrés crónico. Los investigadores encontraron patrones similares de una actividad anormal del cerebro precisamente en esas regiones: una amígdala hiperactiva (asociada con las respuestas emocionales) y una CPF con bajo nivel de acción (áreas del cerebro que ayudan a regular la respuesta emocional haciendo uso de los comandos cognitivos del cerebro). Esta interrelación fue identificada por la reconocida neuróloga y celebrada investigadora de la depresión, Helen Mayberg, hace más de una década. Linda Mah, profesora asistente de psiquiatría en la Universidad de Toronto concluye su revisión en un tono muy optimista, sugiriendo que los daños ocasionados por el estrés en el hipocampo y la CPF no son “completamente irreversibles”. Tratamientos adecuados con fármacos o con terapias cognitivas han demostrado ser de gran ayuda no sólo en la disminución del estrés sino que han servido para evitar que los que lo han sufrido se precipiten en los abismos de las enfermedades neurosiquiátricas. La actividad física se ha mostrado de mucha utilidad en la regeneración neuronal del hipocampo. La revisión realizada por Mah y sus colegas tiene su asiento en un estudio muy extenso conducido por Mah y publicado en octubre de 2014, donde demostró la hasta el momento más elocuente evidencia de que la ansiedad excesiva y no tratada puede acabar en Alzheimer en personas diagnosticadas con disfunciones cognitivas leves.

Es más que razonable pensar, ahora más que nunca, en lo que le puede suceder a esa cada vez más creciente población de personas que sufren los horrores de las guerras, de los atropellos autoritarios, de las persecuciones y los destierros obligados. Grupos humanos formados por personas de todas las edades y que tendrán que encarar aparte de la desgracia material, el posible riesgo de una enfermedad mental, si es que logran sobrevivir. Pero siempre tendremos que ponernos en lo mejor y no en lo peor. Hacer lo que esté a nuestro alcance, en nuestro entorno. Saltar cuando sepamos de agresiones continuas en la escuela a un niño, denunciar los abusos a las mujeres maltratadas por sus parejas (ah, claro que al revés también ocurre pero el porcentaje es sustancialmente más bajo), estar atentos a los desmanes y pelear por un mundo igualitario y justo, garantía de que al menos algo del estrés sufrido se pueda paliar.
Fuentes:
http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/26651008

http://ciertaciencia.blogspot.com/2016/04/estres.html

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Varios estudios han demostrado la eficacia del masaje en fases iniciales de depresión. Ya me referí a ellos en artículos anteriores.

Néstor J. González Sánchez - Masoterapeuta Triple Certificación - Sin Moretones ni Dolor - Entrevistas en TV, Radio y Periódico - Más de 75 Charlas en Gimnasios, Esc. de Aeróbicos, Universidades, etc.
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Traducción: "El masaje puede ayudar para una buena salud mental — Se encontró que la terapia de masaje ayuda a disminuir el cortisol (la hormona principal del estrés) y aumentar la serotonina (juega un papel importante en la regulación del aprendizaje, estado de ánimo, el sueño y más) y la dopamina (un neurotransmisor producido en el cerebro que se sabe ayuda con la mejora del humor) — Estudio realizado por la Escuela de Medicina de la Universidad de Miami, E.U."