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NOCIVIDAD DEL ALCOHOL

Anteriormente había abordado la relación alcohol-celulitis, debido al elevado consumo de licor por parte de las chicas en esta ocasión presento un enfoque minucioso y científico de cómo afecta al organismo el ron y la cerveza.  Chicas, la panza de cerveza es muy, pero muy difícil de disminuir. Las fajas reductoras acrecientan la celulitis. No cualquier ejercicio trabaja eficazmente las zonas celulíticas.
En cuanto a la relación de tabaco y celulitis, está suficientemente demostrado el efecto demoledor que tiene sobre la piel. Fumar, consumir alcohol en exceso, la cafeína, el estrés o el estreñimiento aumentan la carga corporal de sustancias oxidantes. Los radicales libres atacan generalmente al colágeno, componente principal del tejido conectivo y estructura del apoyo básico de la piel, provocando la degeneración y, por tanto, el envejecimiento prematuro.

El etanol, el componente típico en las bebidas alcohólicas, es una sustancia muy escurridiza. Desde el mismo momento en el que se deposita la bebida en la boca, una pequeña parte del etanol comienza a atravesar las mucosas hasta alcanzar el torrente sanguíneo. El resto va hasta el estómago, donde ni siquiera los ácidos gástricos logran destruirlo, entra en el intestino y pasa a la sangre a través de sus paredes. El ritmo de absorción depende de varios factores. Si el alcohol se mezcla con bebidas carbonatadas se absorbe más rápido, pero si bebés y comés al mismo tiempo, la absorción es más lenta. Lo importante es que, se haga como se haga, la mayor parte del alcohol que se ingiere acaba en la sangre. Una vez en la sangre, el alcohol se difunde por todos los lugares del organismo donde hay agua. En las grasas y en los músculos, que contienen poca agua, se acumula menos cantidad, pero en otros órganos, como en el cerebro, el nivel de alcohol aumenta notablemente. El organismo detecta el desequilibrio provocado por el alcohol e intenta eliminarlo de varias maneras. Una pequeña proporción, que no supera el 10% del total, es eliminado por tres vías diferentes: a través de los riñones (por la orina); a través de la piel (con el sudor); y una pequeña cantidad se exhala a través de los pulmones [por cierto, ésta última vía es la que utilizan los policías de tráfico para detectar el nivel de alcohol consumido por los conductores]. El 90% restante se metaboliza en el hígado, es decir, se consume como cualquier otro alimento. El alcohol es un alimento que contiene unas 7 calorías por gramo, una cantidad muy superior a la energía almacenada en los carbohidratos que tomamos en forma de harinas y pastas (éstos solamente contienen 4 cal/gr) y es ligeramente inferior al de las grasas (9 cal/gr). Como pueden deducir, no están equivocados los que dicen que el alcohol engorda.

Toxicidad del alcohol.
La bebidas alcohólicas o, más concretamente, el etanol que contienen, son tóxicas especialmente para el cerebro. Influye en el la química cerebral alterando la actividad de un ácido (GABA) que está relacionado con la inhibición. Su efecto consiste en retardar la actividad de los lóbulos frontales de manera que la persona valora en menor medida las respuestas negativas, o, dicho con otras palabras, el bebedor se vuelve más imprudente, más audaz y más hablador. Este es uno de los peligros ocultos del alcohol porque muchas personas, llevadas por ese estado de ánimo, acaban atrapados en el alcoholismo. Pero hay más inconvenientes, a nivel celular el alcohol modifica el comportamiento de las membranas de las células porque, al aumentar su concentración en el exterior, éstas intentan disminuir la concentración expulsando agua desde el interior. Como consecuencia las células se deshidratan y de ahí viene la sed típica de las resacas [goma, en Nicaragua]. Por último, el alcohol influye en el intercambio de sustancias entre las células nerviosas provocando alteraciones motoras y sensoriales de sobra conocidas por todos.

¿Cómo se elimina el exceso de alcohol en el cuerpo?

El organismo no puede eliminar el alcohol de forma inmediata, lo hace, pero a un ritmo determinado. Si una persona lo ingiere a una velocidad mayor, el alcohol se acumula en el organismo. Cada molécula de etanol que entra en el cuerpo debe experimentar una serie de cambios químicos hasta que acaba convertida en agua y dióxido de carbono. En el proceso intervienen moléculas especializadas y una de ellas, identificada con las siglas NAD, es precisamente la que pone los límites. Todos nosotros tenemos una cantidad limitada de NAD y de esa cantidad depende el ritmo al que es metabolizado el alcohol. Para hacernos una idea, el organismo de una persona de tamaño medio, trabajando a la máxima capacidad, tarda 1 hora en eliminar el alcohol contenido en 1/3 de litro de cerveza. Cuando se ingiere alcohol a un ritmo superior, como el cuerpo no es capaz de eliminarlo, éste se va acumulando y sus efectos tóxicos también. Si una persona supera ciertas cantidades la sensación de euforia pasa convertirse en somnolencia, le resulta difícil articular palabras, pierde el equilibrio y, si continúa bebiendo, puede poner en peligro su vida. Con altas cantidades de alcohol en la sangre, los centros reguladores de la respiración o del ritmo cardíaco quedan anestesiados y, como consecuencia, se puede producir un paro cardiorespiratorio. Cualquier grado de intoxicación, aunque se trate de un desliz esporádico, provoca notables alteraciones en el cuerpo. La mejor demostración son los síntomas de la "goma" (resaca): náuseas, dolor de cabeza, gastritis, sed… Estos síntomas son la mejor demostración de que se ha perturbado el normal equilibrio del cuerpo.

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